WARSHAK: HISTORIAS DEL LOBO NEGRO


PROLOGO
BREVE RESEÑA DE UNA RAZA

En algún momento de la creación, el hombre sufrió un cambio. Una pequeña cantidad de individuos, no más de unos cientos de docenas, sufrieron lo que nosotros consideraríamos, una maldición. Nada más alejado de la realidad. Para estos sujetos, su “condición”, es un privilegio considerado como la más poderosa bendición que ser alguno pueda tener. Son, cuando se comparan con los hombres “normales”, tan poderosos como dioses. Son los verdaderos licántropos.

El licántropo natural, aquel que ha nacido en ese estado, es tan similar al licántropo por maldición, el que ha obtenido esta condición como producto de la mordedura de un hombre lobo, como podría serlo un gorila, a un homo sapiens. En este punto, las leyendas se han encargado de la tarea de proteger las verdaderas habilidades, limitaciones y capacidades de los licántropos naturales, para encubrir su existencia, relegándolos muchas veces, a puntos oscuros del folclore de algunos apartados parajes. En muchas ocasiones, esto ha sido el trabajo de algunos de ellos.


Un licántropo verdadero, no posee mayores diferencias en su aspecto exterior con un humano normal, salvo quizá, en el hecho de que suelen poseer una abundante cabellera, y una personalidad ligeramente agresiva. Aspectos que pueden aprender a disimularse con algo de entrenamiento y que no suelen ser poco comunes entre la población de humanos “normales”. Pero una vez superado este punto, encontramos un grupo de diferencias bastante sustanciales. Para empezar, los sentidos de los mal llamados “hijos de la luna” son varias veces más agudos y con mayor alcance que los de nuestra especie, destacándose entre ellos, el olfato, y la audición, además sus ojos de depredador les permiten ver en la oscuridad.

Así mismo, sus músculos y huesos son mas fuertes que los de los humanos normales, permitiéndoles saltar mas alto, correr mas rápido y por mayores distancias, entre otras proezas físicas que prefiero no detallar debido a su carácter violento.

Otra de sus impactantes características, es la capacidad de recuperación de su organismo. En ocasiones he visto a algunos licántropos, ser apaleados, quemados, acuchillados, baleados, y hasta pisoteados por las mas diversas bestias, solo para que sus heridas sanen algunos minutos, horas, o como máximo unos días mas tarde, por supuesto, en cada uno de estos casos, se trató de ataques que pudieron acabar con la vida de un ser humano sin que quedara posibilidad de salvación.

En lo que se refiere a la muerte, la habilidad de evitarla de los licántropos supera con creces a la de otros seres del inframundo como los vampiros o las momias. Mientras que estos pueden ser eliminados por medio de un reducido numero de formulas, los hombres lobo verdaderos, solo pueden hallar la muerte permanente por dos métodos conocidos, siendo uno de ellos, el atravesar su corazón con un objeto de plata. Por supuesto, se han dado casos en los que uno de estos seres, ha sido severamente herido, dando lugar a la interrupción de todo signo vital en su cuerpo, pero estudios mas profundos han demostrado, que ha menos que el corazón del licántropo sea detenido en forma permanente por medio de los métodos demostrados, el individuo volverá a la vida durante la siguiente luna llena.

Por ultimo, pero no menos importante, esta el hecho de que los licántropos naturales, pueden trasformarse a voluntad (los infectados, solo pueden hacerlo durante las tres noches que dura la luna llena perfecta, cada mes) en tres diversos estados de lobo.  El primero de ellos, es  el llamado hombre-lobo, mas no debe confundirse con la forma adoptada por los licántropos infectados durante sus trasformaciones, ha decir verdad, los cambios durante este estado son tan sutiles que escaparían a los ojos no entrenados de un observador casual. Cuando el licántropo empieza ha liberar a su lobo interno, su cuerpo se hace ligeramente mas alto, los músculos ganan masa, los sentidos se agudizan, y el sujeto puede a voluntad, hacer crecer sus colmillos y sus garras, todo esto sin perder su apariencia humana ni el dominio de sus acciones. No es hasta el siguiente estado, el del llamado lobo-hombre, que el individuo se cubre de pelos y su rostro adquiere facciones de animal, además, su cuerpo gana aun más masa muscular y estatura, y sus piernas adquieren configuración similar (más no exacta) a la animal, sus garras y colmillos se hacen más grandes, fuertes y resistentes.

Es en este estado, en el que el sujeto, si no ha sido adecuadamente entrenado para dominar la bestia que mora en su interior puede perder el dominio de si, y sumirse en un frenesí de lucha y sangre del que puede no salir jamás.

El tercer y último estadio suele ser rara vez visto, en parte por que sólo los más poderosos licántropos pueden adoptar su forma sin perder para siempre el dominio de sus mentes consientes y sucumbir a la furia que conlleva tal poder y también por que cuando esto ha ocurrido, la gente no ha descansado hasta darles muerte. Se trata de la forma del gran lobo. Una bestia similar a cualquier lobo que hayamos visto alguna vez, pero con el tamaño y fuerza de un toro salvaje y la astucia de un asesino en masa, la maquina de matar más peligrosa que ha pisado nuestro mundo.


Los licántropos han vivido en forma oculta en nuestro mundo, creando cerradas sociedades en lugares apartados. Aun así, algunos de ellos han interactuado entre nosotros con mayor o menor éxito, pero ninguno de ellos ha tenido tanta gloria como el hombre llamado Warshack.

Nota del Autor: El nombre original con el que Libardo bautizó a su héroe licántropo era Wolfshack, lo cambié a Warshack para alejarme de la señalización obvia a los lobos, la cual creo que sobraba. La segunda forma de matar a un hombre lobo es el acónito.

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