EL DÍA DEL DRAGÓN DORADO
Morraine Peuchet es el personaje de mi amigo Pacho en mi campaña de Eberron, es un sujeto que ha hecho una gran fortuna mediante el trafico de influencias en la ciudad, escribí este cuento para él en el año 2018 como regalo de cumpleaños.
La ciudad se levanta a lo
lejos, sus torres se alzan majestuosas sobre el río daga y las banderas ondean
al viento surcado por barcas voladoras; estoy llegando a casa. El barco volador
en el que viajo lleva el nombre de ella y por supuesto un número en proa y popa
porque no es el único que tengo y menos el único que le dedico a aquella cuyas
alas salvaron mi vida.
A una señal de mi cabeza el
capitán de la nave iza un banderín con el emblema de un dragón dorado y de
inmediato ocurre una reacción desde los barcos cercanos hasta la ciudad y de ella en respuesta como
la chispa que hace estallar un polvorín; los otros barcos ven el banderín y
empiezan a enviar señales unos a otros, las señales son vistas en el puerto,
donde cientos de trabajadores lanzan sus gorras al aire; no puedo verlo, pero
imagino los chicos de la calle que corren sobre los adoquines de la ciudad
llevando el mensaje:
-
¡El señor ha vuelto! – Dicen unos.
-
¡El dragón dorado está vivo! – Gritan otros
desde las ventanas.
-
¡Llegó mi padrino! – Fanfarronean algunos sacando
pecho.
La ola de información se corre
desde el puerto; El ruido llega hasta el padre Dumás y este hace sonar las nuevas
campanas de cristal de su parroquia. Ella las escucha y cuenta los golpes del
cristal, dos, tres, cinco, siete. Las campanas se callan por unos segundos y
vuelven a sonar siete veces y ahora ella está segura; sabe que estoy vivo y he
vuelto a casa, se toca el vientre inflado y corre hasta el armario a elegir un
vestido.
El mercado se detiene con las
mismas campanas como si fueran un conjuro; los mercaderes también cuentan y al
terminar de contar regalan la transacción en la que estaban como gesto de
alegría; tal vez muchos no entiendan, pero la mayoría de la ciudad si lo hace,
he vuelto y muchos viven a la sombra del árbol que es mi nombre, desde el
puerto hasta el mercado, los hospicios, y una gran cadena de posadas, algunos
políticos se alegran, otros, que me deben más dinero del que pueden robar se
alisan unos pocos cabellos con desespero; un bárbaro gigante, el último de los
Murrunga, se levanta de una mesa en el fondo de una oscura taberna y camina
hacia el muelle privado donde debe atracar mi barco, nadie se atraviesa en su
camino, sería un suicidio, además por primera vez en años y también por primera
vez para muchos, el bárbaro sonríe y eso lo hace más temible.
Un hombre sin piernas que sabe
casi todo lo que ocurre en el reino sirve una ronda de trueno blanco borelian,
el más fino licor de media docena de planos como cortesía de la casa, también
se sirve uno doble para él y brinda con el aire; en una oficina al fondo de esa
taberna, un sujeto flaco, con la marca de ser esclavo calcula mentalmente el
costo de dichos tragos y cierra un libro de cuentas, ahora tiene paz en el
corazón y alegría porque su amo ha vuelto y el hombre para el que construyó un
imperio puede quitarle algo de toda la presión que lleva encima. El esclavo da
media docena de órdenes rápidas y cortas y prepara todo para celebrar esta
noche mientras mi barco hace maniobras de aproximación al muelle del dragón
dorado.
Desde el castillo de popa
puedo ver al alcalde de Sharn, algunos duques y un príncipe, pero no los
recibiré hoy. He vuelto a casa después de meses de viajes y peligros y hoy
quiero estar con amigos.
Al fin y al cabo hoy es mi
cumpleaños.
Feliz Cumpleaños Morraine
“Pacho” Peuchet, que Dios te bendiga y al igual que tu Alter Ego tengas un día
genial.
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