SE ME QUEDÓ EN EL TINTERO
Las sesiones de
juego que no he jugado y tal vez nunca juegue.
Por
José Joaquín Ramos Garcés
Hace
poco cumplí 48 años de edad, los cumpleaños son épocas un poco nostálgicas que
nos hacen revisar el camino recorrido, evaluar los lugares visitados y añorar
los viajes que no hemos emprendido, lo cual en mi caso, incluye viajes en el
tiempo, saltos hiperespaciales a galaxias muy lejanas, entrenamiento como o
enfrentamientos con ninjas, arriar ganado en el viejo oeste y un sin número de
trabajos y situaciones al margen de la ley que no conviene dejar por escrito,
como robar un banco (mierda, lo dije).
Dicen
que, ante la nostalgia, el mejor remedio es expresar tus sentimientos y como
realmente añoro esos viajes no realizados, utilizaré este medio para enumerar
aquellas sesiones que no jugué y que veo a medida que pasan los días, que tal
vez no haré. Dejo para el final del lamento las razones para guardar el
pasaporte de mi imaginación en un cajón.
Cthulhu
en la historia (Achtung! Cthulhu)
A
estás alturas, si eres del reducido grupo de mis jugadores asiduos o si eres del
mas reducido grupo de lectores de este blog que no conozco, no debería ser un
secreto que Call of Cthulhu es mi juego de rol favorito, sin embargo, siento
que me quedaron tantas historias por contar y tantas aventuras por vivir en
este mundo que no puedo dejar de quejarme por el poco tiempo que exploré sus
misterios.
Achtung!
Cthulhu es la ambientación del juego en la segunda guerra mundial y creo que se
prestaba para un maravilloso cruce con personajes históricos y fantásticos;
esperaba esa misión en que los personajes jugadores se cruzarían con Vlad
Teppes, el mismísimo Príncipe de Valaquia y juntarían fuerzas contra los
vampiros del régimen Nazi, soñaba descubrir los misterios tras el terrible
bombardeo aliado a Dresden, esperaba que alguna vez exploraran los misterios de
la Isla de la Calavera (Si, esa de King Kong, pero sin el gorilita), quería que
se enfrentaran al imperio del mal de Fu-Manchú y descubrieran con horror el
temible origen de su “Ciencia”, incluso podrían sufrir las consecuencias de sus
macabros experimentos, planeaba con ansias varios encuentros contra las tropas
hombres-lobo del eje, esperaba que se encontraran con aquel Caín bíblico y
descubrieran su terrible destino y a sus herederos, preparaba el equipaje para
un viaje temporal a la antigua Atlántida para descubrir su terrible destino, pero
también para conocer al heredero de la suprema regencia, aquel maravilloso Atlante
llamado Orión, soñaba con una de esas misiones a bordo de una fortaleza volante
B-29, alguna vez planear un escape del Castillo de Coldest, veía aventuras por
toda Europa, Asía y Africa, quería que descubrieran el destino del imperio de
hombres serpientes que existió antes que los humanos y que aún subsisten
ocultos entre nosotros, los famosos reptilianos, todo eso mientras soñaba con
aquel final de campaña que llevaría al grupo al Asalto en las Montañas de la
Locura.
La
lista de personajes no jugadores que podrían encontrar iba desde Mandrake y El
Fantasma hasta Michael Corleone y Jonathan Higgins, pasando por James Howlett y
Mihail Gallatinov,
no había límites, incluso cuando adelanto la película en mi mente hasta los 70
u 80, puedo ver una pequeña oficina sin presupuesto en el moderno cuartel del
MI6 en donde trabaja un viejo oficinista del cual se rumora que era un
impresionante líder de agentes en la segunda guerra, pero ahora está loco y ve dioses
primigenios por todos lados. Desgraciadamente la “serie no tuvo éxito y fue
cancelada en su primera temporada”.
El
Gran Juego (Top Secret)
Mientras
mis jugadores añoraban las grandes batallas de espada y brujería, mientras
añoraban los objetos mágicos de grandes poderes yo construía aventuras para los
héroes anónimos del espionaje internacional, pero no aquellos que terminan su
trabajo al amparo de una explosión mientras se alejan de los 45 cadáveres que
demuestran su talento para matar, yo prefiero los que son verdaderos fantasmas,
aquellos cuyo trabajo es como un mal recuerdo, nebuloso, confuso y jodido.
Soñaba con un juego de mecánica diferente, algo que involucrara a todos los
jugadores en la planeación, que rompiera el iceberg en donde duermen los jugadores
de oído y los obligara a pellizcarse. Había preparado un puñado de aventuras,
pero ya perfilaba un mundo de intrigas, un comerciante de armas que podría ser
un informante o un aliado una vez capturado, una villana recurrente con un plan
de escape listo en cada situación llamada la “Dama Blanca”, una serie de
contactos en el mundo, una misteriosa operativa de inteligencia como respaldo,
un peligroso virus zombie con potencial cataclísmico, una secta ninja buscando
retribución por sus muertos, un peligroso asesino internacional experto en
estrategia y por supuesto, un topo.
Esperaba
que los jugadores consolidaran un grupo al mejor estilo de Jim Phelps, pero
también habría peligrosos trabajos en solitario y misiones de avanzada, rutinas
de limpieza que se complicarían e investigaciones de rutina que llevarían a
reabrir casos cerrados descubriendo nuevas verdades, veía viajes por sitios
exóticos: una aldea perdida en Japón, un rascacielos en New York, una bóveda
del vaticano, una librería en Estambul, un submarino en el báltico, un bunker
en medio del Sahara o una finca de lujo en medio de la selva y frente al mar en
Colombia, los jugadores tendrían un pasaporte bien lleno.
La
lista de armas y equipos no tenía que ser impresionante, pero indudablemente
las situaciones superarían la rutina del pasillo, monstruo y tesoro de los
juegos de fantasía heroica, los giros argumentales y las sorpresas serían la
salsa de este juego que tampoco robará las horas de mi mesa y las hojas de mis
libretas de notas.
Luchar
contra el Crimen (Heroes)
Cuando
hablamos de héroes de verdad, nadie se compara a esos tipos que visten mallas,
capa y enfrentan invasiones alienígenas con sus puños, los héroes del comic que
enfrentan a un grupo de asaltantes armados con Uzi usando bumerangs. Esa clase
de héroes que no mata y que sobrevive al impacto de descubrir que su amor es en
realidad un clon, un robot o peor aún, un clon robot. Una campaña de un juego
de rol con personajes del mundo del cómic me permitiría mezclar ambientes y
situaciones como nunca antes, pero mas allá de esto, me permitiría introducir
personajes conocidos por todos con los que siempre he querido interactuar. Esto
va desde lo predecible, investigar ciertas pistas usando una serie de
computadoras Cry en una cueva a las afueras de Gotham City hasta lo sublime, ir
a una clase sobre teoría atómica con el profesor Raymond Palmer y almorzar con
su colega de la facultad de historia Carter Hall, pasando por lo épico, viajar
a un mundo de sufrimiento y dolor repleto de parademonios buscando a Darksaid
para aclararle quien manda en este lado de la galaxia.
Adoro
las sesiones en el cuarto del peligro (las que son bien hechas, que tienen un
objetivo, un mapa y unas complicaciones, no las simples peleas de tu personaje
contra el mío) y creo que ayudan muchísimo a conocer las fortalezas y
debilidades del grupo sin poner en riesgo a los personajes, soñaba con que los
personajes jugadores hicieran amistan con Ronnie Raymond o con el profesor
Martin Stein porque Firestorm es uno de mis superhéroes favoritos, pero también
quería verlos explorar misterios junto a un joven reportero Belga o descubrir
que el capitán del carguero Karaboudjan es un ebrio de miedo con puños mas que
peligrosos.
Los
cómics no son para todo el mundo y no pude trasmitir la pasión que sentía, así
que este juego también se quedó en el cajón.
Los
más nobles en la pérfida Albión (Pendragon)
Soy
del 10% de la población que nunca vio Juego de Tronos, pero también soy del 5%
de la población que se ha leído todos los libros y desde el principio me encantó.
Me embargó su alto nivel de peligrosidad y su bajo nivel de magia, allí la
traición estaba a la vuelta de la esquina y el mejor guerrero podía morir de la
forma menos noble, yo quería eso en mi mesa de juego y ¿qué mejor ambiente que
las sagas artúricas para mostrarlo? En el juego Pendragon todos son caballeros
y humanos, se envejece rápido y la magia es mínima, los peligros y misterios
están a la vuelta de la esquina y los personajes son tan fugaces que terminas
contando una historia familiar.
Quería
introducir despacio a Merlín, uno de mis personajes favoritos de la literatura
y nunca dejar en claro si tenia o no poderes mágicos. Soñaba con ver la
sorpresa de mis jugadores cuando los mercenarios italianos introdujeran la
ballesta causando estragos en el campo de batalla. Tenía en mente mi propio Juego
de Tronos, mezclado con Príncipe Valiente y mi propia teoría de la saga artúrica,
habrá que esperar el regreso del Rey.
Los
tiempos más civilizados (Star Wars)
Mi amigo el Doctor Sebastián Patrón asegura que el juego de Star Wars es como D&D pero en el espacio, creo que puede tener razón, pero yo sueño con ese Star Wars de la época dorada de la república, una época mas civilizada, con cientos de caballeros Jedi viajando por el cosmos en misiones diplomáticas, justicieras e investigativas.
Quería
explorar la leyenda del lento renacer Sith, la búsqueda de nuevos caminos de la
fuerza, el peligro de los poderosos señores del crimen en la galaxia, la
incontable posibilidad de criaturas por descubrir y conocer, miles de mundos y
sus culturas, el esfuerzo de unificación de una inmensa república es lo mas
parecido que hay en la literatura a la creación de unos nacientes Estados
Unidos de América, donde los planetas de la periferia serían el lejano oeste
sin ley ni orden. Los planetas centrales cercanos a la capital estarían llenos
de intriga y sectas secretas, la política jugaría un rol importante y los
jugadores deberían abrirse camino en medio de todo eso miles de años antes de
la saga Skywalker.
Ideas
sueltas
Muchas
sesiones me faltaron por jugar, situaciones que por mi experiencia no serían
atractivas a mis jugadores ávidos de espada y brujería dentro del conocido
ambiente de mi campaña de D&D; yo soñaba con robar un banco al estilo de
Danny Ocean, buscar objetos históricos en un templo antiguo al estilo de Indiana
Jones, acompañar a la tripulación de una nave estelar de la federación en una
misión de cinco años para explorar nuevos mundos y nuevas civilizaciones,
investigar crímenes en un lluvioso New York vistiendo gabardina y sombrero
Fedora con la urgencia del asesino en serie que volverá a matar cada noche, quería
sentir la emoción de un duelo en la única calle del pueblo al atardecer (también
quería decirle a alguien “este pueblo no es lo suficientemente grande para los
dos”) y por supuesto, quería destruir el mundo de mil maneras, desde el
meteorito hasta la llegada del anticristo (que en mi mente era Robert Downey
Jr. o Carlos Vives), pasando por la plaga zombie y la invasión extraterrestre.
Esas ideas no tenían público ni eco en mi mesa y la culpa es mía, soy un buen master (de hecho, creo que soy más que bueno, soy dedicado y estudioso, difícilmente se encuentra un Máster como yo, modestia aparte) y me dediqué a hacer de mis campañas de D&D algo tan vivo que mis jugadores difícilmente quisieran salir de ahí (En otro post les cuento las aventuras de D&D que me hubiera gustado vivir), el problema es que en mi mente aún hay mil lugares por visitar, personajes que conocer y enemigos que vencer; no tengo afán de regresar por ahora.
Comentarios
Publicar un comentario